Vacío.
Frío y oscuro vacío.
"Hola" (y un eco repetía "holaholaholahola...", hasta deshacerse en su mente)
¿Alguien me oye? (y otra vez el eco "oyeoyeoyeoye...")
No.
Nadie le oía.
Hacía ya mucho tiempo que Ground Control no le enviaba señales, mucho tiempo que era incapaz de hacer que toda aquella aparatosa maquinaria de su nave se comunicase con cualquier forma de vida, incluso con aquella que nunca sería capaz de entender.
Estaba cansado de los puntos de luz.
Puntos de luz si cerraba los ojos, blancos, amarillos, rojos, azules, luz.
Puntos de luz en la estrechez de su cubículo.
Puntos de luz en su memoria.
Soñaba, a pesar de todo, con volver.
Con reencontrarse con su familia, soñaba sobre todo con pisar la tierra, respirar el aire limpio, y sentir la lluvia mojar su cuero cabelludo, provocando esa sensación de pesadez que se terminaría resbalando por sus mejillas, impregnando su piel con ese olor de fresca humedad.
Su mente devolvió el eco de estos pensamientos, como si de palabras se tratase, y se conformó con observar un poco más el Universo, mucho más cerca de lo que jamás estaría de él, y mucho más lejos de sí mismo de lo que jamás podría cambiar.
Perdido.
"Y quizás para siempre"
En el espacio sideral.