en las horas más terribles de la noche
-rasgando la oscuridad
con afiladas uñas de animal-
soy mucho más consciente
del frío que hace
entre estas sábanas
desde el momento en que
ya no estás enredado en ellas
quizás sea una pura
casualidad
o quizás sea el invierno
que ya se cuela
impasible
por mi ventana