recorren tus almendras empedradas
el rastro de mis pies rotos de miedo
-la piedra oscura se retrasa
en dar fé de este monumento-
los silencios siempre existen
en los huecos tristes que me dejas
colocados desastradamente
en espacios estratégicos
-¿es quizá la piedra
vana gloria para tu memoria airada?-
deja entonces que sean mis palabras
las que te adivinen en los blancos de mis hojas
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