22 de marzo de 2009

Azul con sabor a sal.

Grises y azules
cubren mis ojos,
aquellos de los que huyes
y en los que haces destrozos;
apoya tu cabeza en mi hombro,
acuesta tu pena en mi regazo,
busca en tu interior, en el fondo,
consuélate en mi abrazo.
No te preocupes
si
las lágrimas caen por mis mejillas.
Descuida
cuando
tus palabras rompan mi corazón,
no pienses ya en mi,
pues yo
cuidaré de los dos.


-Nuevamente, algo que escribí hace un tiempo. No me convence demasiado.

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