23 de marzo de 2010

Déjame vivir contigo en primavera II

Y es cierto, no me había dado cuenta.
¿Y por qué -me pregunté en un primer momento- por qué?
Pues bien, no es realmente relevante.
Quiero decir, los cambios, obviamente, se producen de manera gradual, así que establecer un día para el equinoccio de primavera no tiene realmente sentido, fuera, por supuesto, de un contexto científico.
Me propuse mirar al mundo sonriente, como ya prometí una vez no muy lejos de aquí, y salí esta mañana contenta: me dediqué a disfrutar de la música que otros en su día compusieron para homenajear la estación, y me infundí ganas de verlo todo con nuevos ojos. Me convencí de que hacía un día precioso, de que el sol brillaba con fuerza, y escuché los pájaros más allá de las cuerdas de Vivaldi. Quise ver un verde más potente en las hojas de las plantas, y quise oler el fresco de la brisa matutina, quise blanquear, también, las nubes solo con desearlo. Quise saludar alegre a quién me crucé en el camino, y quise, sobre todo, darle la vuelta a los hechos, y que se mostrasen favorables para mi.
Y en medio de tanta ilusión, y de tanta ganas de vivir el mundo, caí en la cuenta: ¡hoy no era el primer día de primavera!
Sin embargo, mi descubrimiento, mi sorprendente hallazgo, tan obvio para los demás, no fue negativo más que en primera instancia: todo es psicológico. Todo era, es, y muy probablemente será piscológico.
Todo está dentro de mi, porque soy yo, y nadie más a parte de mi puede cambiar el retorcido mecanismo que mueve todas mis piezas hacia delante.
¡Qué evidente parece! Y sin embargo, ¡cuánto me sigo sorprendiendo, una  y otra vez!
No me hace falta ya que los astros se alineen, o que los polos de la Tierra estén a la misma distancia del Sol, no me hace falta fijar un día y prometerme "hoy empezaré a sonreír", porque no existe ni el "hoy", ni "mañana", ni "ayer", ni "día". Existo "yo" y es el concepto de mi misma que tengo el que debe cambiar y adaptarse armoniosamente a la "yo" en la que me quiero convertir, que es, en realidad, lo mismo de antes desde otra perspectiva.
En fin, vuelvo a tener esa ilusión de ayer, pero esta vez ya no está basada en acuerdos abstractos, sino que está basada en mi propia fuerza de voluntad, y por lo tanto en mi misma, así que esta vez espero que no se vuelvan a derrumbar mis espectativas.
Veremos como salen las cosas de ahora en adelante en mi primavera particular, que empezó un día más tarde que para el resto del hemisferio, pero no por ello con menos fuerza.

3 comentarios:

Durch dijo...

¿Iluminación?

Durch dijo...

En cualquier caso, feliz primavera. :3

Sui Greene dijo...

¿Iluminación? No, fue mi madre la que me ilustró y me recordó que ya era primavera de antes xD
El resto me di cuenta de que era como un placebo, de que si era optimista es porque quería serlo, nada más :3