23 de marzo de 2011

De cómo malgasto mi materia gris en sobresalientes fracasos.

Réquiem por todas y cada una de mis neuronas que han fallecido intentando comprenderte. 

Podrían ocupar más hermosos altares, podrían haber dado su vida por hazañas mas sublimes y victoriosas, pero ellas, valientes, decidieron motu proprio encarnizarse en esta dura batalla, y en esta misma batalla perecieron, volviendo como los no menos valientes espartanos, sobre sus escudos.

¡Gloria a ellas, donde quiera que estén ahora!
¡Gloriosas sean, Amén!

Decía Horacio, dulce et decorum est pro patria mori. Y es que no se consuela el que no quiere. Y yo quiero, al menos, para aliviar el sentido de culpabilidad por las fallecidas.

En mi recuerdo por siempre, con sus estandartes en alto y sus armas en ristre, valerosas aún en guerra perdida. 


P.D:  Dedicado a todos los momentos en los que una se siente imbécil sabiéndose incapaz de entender una situación dada, sin importar el tipo ni las circunstancias. Y un hurra por las obstinadas perseverantes que prefieren morir en el intento a darse por vencidas.