25 de febrero de 2014

Lejos, muy lejos III


El Emperador se deshace poco a poco de sus atavíos: los vestidos ancestrales de sedosas telas, los tocados, los adornos y brillantes que forman parte de su ornato caen uno a uno sobre el suelo de rítmica madera.

El Emperador está desnudo, el Emperador ya no es más que un hombre. 

Tan sólo un cuerpo, vulnerable como el resto. 

Se apaga la luz en el dormitorio, se corren las cortinas en las ventanas, esta noche dormirá arrullado por los suspiros del viento nocturno y quejumbroso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien: soy una moderna que actualiza desde Android.
Mal: la app no me deja justificar los márgenes.
Mal 2: escribir un comentario desde la app es un infierno.